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martes, 5 de enero de 2010

Cuento de Navidad

Érase una vez que se era, en una ciudad muy cercana, en la que unos días antes de que vinieran los Reyes Magos de Oriente, los papás y mamás de la guarde municipal pidieron al Ayuntamiento los trajes de los Pajes Reales para que sus niños pudieran echar las cartas en el buzón mágico que, como otros años, habían colocado en la guarde.


Pero, érase que se era, que aquel año les contestaron desde la Casa Consistorial que no podía ser, que todos los trajes de Paje Real estaban ya repartidos días antes de la Cabalgata de los Reyes Magos. Los papás y mamás suplicaron ya que entendían que los Pajes Reales de la guarde sólo iban a tardar un ratito en ilusionar a los niños y recibir sus cartas, aunque no dudaban que la excusa esgrimida fuera verdadera. El caso es que a unos días antes de la visita Real, los papás y mamás de la guarde municipal no tenían trajes para los Pajes, así que se pusieron a buscar y pedir, por aquí y por allá desesperados... Y nada.

Pero el Día de Navidad se obró el milagro y Pili, la profe de los niños de 2-3 años, nos consiguió unos preciosos trajes de Pajes Reales que hicieron maravillas ante los niños de la guarde municipal. Además Pili tuvo el detalle de regalarnos a la Asociación de Padres y Madres dichos trajes para que así, siempre, todos los niños de la guardería municipal puedan tener la ilusión de entregar su carta a los Pajes de los Reyes Magos de Oriente.

Un gesto tan pequeño pone de manifiesto la grandeza, no sólo profesional sino también humana, de la profe Pili. Tu acción, Pili, te honra como educadora pero más aún como persona, sabedora como madre que eres de la ilusión que cosas así despiertan en cualquier niño y, por qué no, en cualquier padre. Gracias, Pili. Muchísimas gracias.

Y colorín colorado, este cuento de Navidad se ha acabado.

El Presi